Quieres nombrar otra vez
según lo ayer aprendido
el encuentro del amor en la espesura.
El canto.
Todo parece tornar a un primigenio dorado
-lo dices secretamente-
sabes que las transformaciones
provienen de aquella señal en el cielo
que te hizo ver el otro aire de la luz
-el esplendor de un cuerpo de fuego
-dices-
que amas.
Las palabras van a tu encuentro
sin decir que son palabras
y son efímeros planetas.
Ahora que te sabes entre los surcos
-impaciente.
Ellas ignoran lo que deshacen
y también lo que hacen
cuando se trata de pronunciar otra vez
un cielo, una espada, un ángel;
aquel ángel que te guarda
y guardará a todos
de la gravedad inmensidad de los silencios.
De: En los negros labios encantados
No hay comentarios:
Publicar un comentario