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sábado, 1 de junio de 2019

INEVITABLE

Quién conoce la dimensión precisa de una
       palabra.
Sin miramientos acelera los latidos del corazón.
Absurdez que nada resuelve.
Frase condenada a repetirse en tu cabeza.

La mentira y la culpa se enarbolaban a tu
      lengua
Ahora me cuentas…
Dime, para qué.

Robaste nuestros minutos llenos de tiempo.
Ojos que acechaban, imposibles de eludir.
Maldita sea la rabia que escondes,
malditos tus insultos hacia él.

Hoy me has dejado ver
tus fauces llenas de un pretérito
   nauseabundo.
Solo necesitaba equivocarme a solas
Eran mis pasos y me impediste caminar.

Aun así, la alegría no se irá de mis ojos.
Las lágrimas están ya lloradas.
Sonrío porque nunca dejaré de quererle.
Eso no lo conseguiste, papá.