Nacida en Milán en 1931, Alda Merini dejó una anómala huella en la tradición poética y narrativa de la contemporaneidad italiana. Pagana, cristiana, erótica, mujer consciente de sus propias contradicciones, llevó adelante una intensa obra en donde los elementos naturales se combinan con los más artificiales, los más humanos, dando como resultado una extraña orquesta de misticismo, sosiego y locura. Debido a su internamiento en el Hospital Psiquiatrico Paolo Pini, en 1961, comienza para ella un período de silencio y reclusión que durará, aproximadamente, dieciocho años: en 1979 volverá a escribir bajo el ala de sus experiencias durante la estadía en el hospital.
Merini falleció en su ciudad natal, el 1 de noviembre de 2009. Siguió escribiendo hasta el final de su vida.
El pájaro de fuego
El pájaro de fuego
de mi mente enferma,
este gorrión gris
que habita en lo profundo
y con su pío
siempre me hace temblar
porque parece indefenso,
necesitado de amor,
a veces tiene una voz
tan tierna y nueva
que bajo su triunfo
dicto el poema.
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L’uccello di fuoco
L’uccello di fuoco
della mia mente malata,
questo passero grigio
che abita nel profondo
e col suo pigolio
sempre mi fa tremare
perché pare indifeso,
bisognoso d’amore,
qualche volta ha una voce
così tenera e nuova
che sotto il suo trionfo
detto la poesia.