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domingo, 10 de enero de 2021

Alda Merini

 

Aldamerini poetisa italia


 

Nacida en Milán en 1931, Alda Merini dejó una anómala huella en la tradición poética y narrativa de la contemporaneidad italiana. Pagana, cristiana, erótica, mujer consciente de sus propias contradicciones, llevó adelante una intensa obra en donde los elementos naturales se combinan con los más artificiales, los más humanos, dando como resultado una extraña orquesta de misticismo, sosiego y locura. Debido a su internamiento en el Hospital Psiquiatrico Paolo Pini, en 1961, comienza para ella un período de silencio y reclusión que durará, aproximadamente, dieciocho años: en 1979 volverá a escribir bajo el ala de sus experiencias durante la estadía en el hospital.
Merini falleció en su ciudad natal, el 1 de noviembre de 2009. Siguió escribiendo hasta el final de su vida.



El amor es a menudo atormentado. Es una montaña rusa que nos deja sin aliento, que nos hace movernos pero también sufrir. El amor sobre todo sabe tomar muchas formas y esto Alda Merini siempre nos lo ha demostrado. Ella que con sus palabras y su prosa, sabe tocar las cuerdas más íntimas del alma humana. A menudo cruda, demasiado sincera, hace espacio entre sus rendijas, logrando plasmar sus historias más tumultuosas en el papel. La paz es un poema que habla de una de estas, una de esas historias que le han dejado cicatrices, pero que afortunadamente le permitió escribir obras maestras.

El pájaro de fuego

El pájaro de fuego
de mi mente enferma,
este gorrión gris
que habita en lo profundo
y con su pío
siempre me hace temblar
porque parece indefenso,
necesitado de amor,
a veces tiene una voz
tan tierna y nueva
que bajo su triunfo
dicto el poema.

_

*

L’uccello di fuoco

L’uccello di fuoco
della mia mente malata,
questo passero grigio
che abita nel profondo
e col suo pigolio
sempre mi fa tremare
perché pare indifeso,
bisognoso d’amore,
qualche volta ha una voce
così tenera e nuova
che sotto il suo trionfo
detto la poesia.





jueves, 7 de enero de 2021

INJUSTICIA

                                                       Hay una parte de mí rota y puta,

                                                  ennegrecida por eso que llaman injusticia.

                                           Intento arrancarla con dosis de odio,

                               mas no se deja la muy cabrona.

                     Y he de vivir con su singular versión del mundo.

                  No es nada fácil, no para mí.

                      Entonces es cuando me vuelvo asesina

                            de conceptos, de formas, de maneras, de modos,

                                 de gentes…

                                     Me empapo de esta soledad buscada.

                                             Trozos de paz para el corazón.

                                                    Escribo poemas vacíos, llenos de muchedumbre.

                                                        Mientras, sigo esperando un arcoíris de milagros

                                                                  que me proteja de la hipocresía futura.

 



raquelfraga empotrar realidad incertidumbre



martes, 5 de enero de 2021

sábado, 2 de enero de 2021

BEAT

 

Ya no soy la misma.

Es cierto.

Tantas cosas han cambiado…

Pero, si sé que

mis pasos resuenan a eco

en cada espacio

donde aún me habitas.

Mientras el paisaje se empeña en

entrar por la ventana,

sigue el latido

de mi fiera obstinación.


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