Antes de ser mujer, fui poeta.
Caminé sobre libros heridos,
Caminé amores de piedra,
Caminé fugitiva del cuerpo,
Caminé sentada en bancos de inocencia.
La lluvia se tomaba
Su tiempo para
C
A
E
R
Seguía escribiendo,
Con manos abiertas al aguacero
Me hice lentamente mujer,
En caderas de hojarasca
Y mejillas de cristal
sosegado,
enfrentadas a noches de viento.
No es fácil ser dama.
Tampoco lo es ser poeta,
escribir en cafés abarrotados
sobre días de invierno en agosto.
Batallas de amor en campos de tinta.
Sin embargo, aquí sigo, ante el
tiempo que aún me queda
Embarcada en la cerrazón
de encontrar
la verdad práctica