La palabra más mía

Surgimos desde el centro del poema

bajando verso a verso

por la comisura de sus letras.

¿Y ahora qué?

Aquí caídos para siempre.

Yo

             devorando tus ojos.

Tú

                 devorando los míos.

A ratos soy.
A ratos también soy libre:
la mujer que seduce tu cuerpo,
la que se queda viviendo para siempre en ese instante
donde te encuentro, donde me encuentras.

A momentos soy.
A momentos también soy yo:
la dama que se vuelve puta en tu cama,
la que se queda cautiva de ese espacio
donde estoy, donde estás.

A instantes soy.
A instantes también soy quien solo tú conoces:
la zíngara que se convierte en piel,
la que busca llenar el abandono de nuestras noches
donde eres mío, donde soy tuya.

Sobre el tic-tac del reloj,
eres todo tiempo:
porque sabes traerme el amor hasta los labios,
porque me bebo tu sonrisa a sorbos,
porque no he encontrado aún
el verbo que te explique.

Raquel Fraga

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