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martes, 28 de enero de 2020

Sin fecha


Estoy tranquila, me lo digo, insisto en ello.
Así consecuentemente pasan los días
bajo esa tranquilidad aparente
que confunde el barandal del sueño.
Nada existe más allá de este instante.
El tic tac del reloj golpea sin hacer ruido.
Nunca pudo ser.
Quizá nunca podrá ser.
El aliento se obstina
en esta hora sin nosotros,
en este silencio cosido a mi garganta,
mientras ardes en mis huesos
y, mi corazón se vuelve un planeta insomne.


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