He comprendido
que ninguno tuvimos la culpa.
Yo perseguía un sueño,
escribía una historia para dos.
Tú te quedabas a ratos sin tinta.
Hoy he aprendido
a besarte en un segundo toda la vida,
a recordar tu piel en el tacto de mis manos,
a respirarte profundamente
por si
acaso.
Por si no vuelvo a verte.
Por si no estás, por si no estoy.
Por si vuelas demasiado lejos.
Por si todo, por si nada…
Pero te prometo, amor...
Jamás volveremos a dejar una página en
blanco.
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