Devorar poesía me
apacigua el hambre de ti. Mientras
escribo siento esa sensación de deseo casi irrefrenable que no me deja parar de
buscarte en mis letras. Es como una sucesión de placer que te van debilitando
y al mismo tiempo te convierte en un animal.
Soy peligrosa. Sí, lo sé.
Solamente ante ti y mis poemas.
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