Están esos momentos
como ahora,
en los que tu presencia lame mi mundo.
Te sientas a mi lado y me preguntas
cosas que yo no sé contestar
Y detrás de tu sonrisa,
todo va llegando a su fin
como siempre sin haber empezado.
No me arrojes al foso de los tiburones.
No, no lo hagas. Bésame.
Porque ellos no conseguirán
arrancarme el corazón.
¡Ojalá pudiera mirar tu ternura
al saberte consciente de mi dolor!
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