Escribir en manos agitadas.
Atrapar burbujas
deambulando entre mis
dedos.
Explotan.
Explican: aquí no hay
nada.
Quiero estar
a la intemperie de un
verso,
en el mar sin sus
vestiduras.
¿Quién puso la arena bajo
mis pies?
Un rasguño de sal me
salpica.
¿Qué haces que no estás
conmigo?
Aquí.
En la frontera entre el
cielo y el agua.
Te sigo esperando.
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