Ya no sé cuál es el mensaje,
ni quién me dijo que tendría
que beber muy de cuando en cuando
a pequeños sorbos de esta copa,
siendo imposible llegar a embriagarme.
Desconozco cuál es el precio de un trago
más largo, o mejor aún, el de la botella.
Poco a poco fui entendiendo…
Llegué en el instante justo
para desde lejos poder respirarte.
En los momentos en que me acerco,
la sed aún conserva el néctar
de un regusto a juventud;
Allí donde tanto tiempo el fulgor
del otro fuimos.
Ven aquí. Abrázame.
No permitas que me rinda.
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