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jueves, 27 de febrero de 2025

Marea interior


Aquí hay una silla,
una mesa,
un reloj que insiste en seguir funcionando
aunque el tiempo hace rato que se fue.

Allá afuera, en cambio,
el mar,
esa cosa inmensa que nunca aprende a estarse quieta.
Un horizonte que tiembla en la distancia,
como si dudara de su propia forma.

Fijo mis ojos,
como si mirar bastara para detener algo,
pero todo sigue en fuga, incluso yo.

Entonces, pienso en saltar.
No en caer, ni en hundirme,
solo en ese instante exacto
en que mis pies abandonen la certeza del suelo,
y todo sea aire,
y todo sea vértigo,
y todo, por un segundo, sea posible.

Pero no salto.
Nunca salto.
Me quedo aquí, mirando
cómo el agua insiste en su vaivén cansado.

Y no hay nada más.

Raquel Fraga

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mujer en la ventana

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