Después de tantas horas en la habitación
los libros ya se leen solos
y llego a preguntarme
qué vendrá después,
cuando este cuarto ya sea aburrido
y la estancia se amplíe con voces
que me susurren
escapa,
nada contra corriente hacia las calles.
Y de un lado estará mi cabeza
deambulando por su inquietud,
del otro estarán los parques
donde tú caminas pisándome la respiración.
Quizá consigas ver mis versos de urgencia
colgando de un tilo
pero ¿es necesario que te ausentes para leerme?
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