Tras las notas de mil papeles sobre el escritorio
recuerdo que te perdí en alguno de ellos;
o quizás me perdiste tú.
Aún no lo sé, porque no te encuentro.
Eras mil palabras en una voz callada,
eras recuerdo, presente y mañana.
Hoy no te veo…
Sí estás frente a mí,
juro que no te veo.
Perdí el tacto de sentir tus ojos,
hasta tu aliento me resulta ajeno.
Dime, ¿Dónde nos quedamos?
Acaso el viento entre los lirios
se llevó nuestras ganas
y, ahora nos perfuma
de aburrimiento y desesperanza.
recuerdo que te perdí en alguno de ellos;
o quizás me perdiste tú.
Aún no lo sé, porque no te encuentro.
Eras mil palabras en una voz callada,
eras recuerdo, presente y mañana.
Hoy no te veo…
Sí estás frente a mí,
juro que no te veo.
Perdí el tacto de sentir tus ojos,
hasta tu aliento me resulta ajeno.
Dime, ¿Dónde nos quedamos?
Acaso el viento entre los lirios
se llevó nuestras ganas
y, ahora nos perfuma
de aburrimiento y desesperanza.
Raquel Fraga
Todos los derechos reservados
De mi libro Vérsame mucho
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