Pecaba
Pecaba
pecaba
pero no había juicios
nadie me pisoteaba
con zapatos enormes
de cara a las baldosas del cielo
Seguir
rezando
arrodillarse en el reclinatorio
estatuas de mármol e indiferencia
en cada rincón del templo
Mea
culpa
mea culpa
mea culpa
Estoy aquí y no existes
No atiendes mis plegarias
Salgo a la calle.
De repente estás en todas partes
Tus ojos de hueso y obsidiana me persiguen
¡Qué hermoso! Dios está en todas partes francamente, en alguna mirada compasiva que se cruza con la nuestra....en un pajarito rojo que danza sutilmente y da saltos entre el filo de la muralla y nuestro jardín...en el agua que corre mansamente en un riachuelo...en el niño que se abraza llorando a su perrito...etc. etc. Y nos ama eternamente. Me encantó tu blog, Raquel y te invito al mío: JOYAS DE MI ALMA...Yo también escribo poesía en verso y en prosa, lo mismo que cuentos...Ojalá te animes a visitarme. Serás bienvenida. Un saludo cordial.
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