Fue aquel otoño, ¿lo recuerdas?
Un día especial, mi cumpleaños.
Las flores de mi falda brotaban impetuosas
sobre un fondo verde descarado.
Una camisa blanca, de esas de buena tela
y los picos del cuello largos.
Los zuecos azul marino, eso sí, altos.
Tu madre no paraba de hablar con la mía;
Se reían entre murmullos
pensando en dos adolescentes
que iban a tener su primera cita.
Al fin apareciste en la puerta
lleno de tu voz
y las flores de mi falda se abrían
camino del autobús.
Un cine que ya no existe.
Una película:
“The white buffalo” 1977
“Charles Bronson”
Una discoteca que también se fue;
un baile lento en la pista
y unos besos que pedían ser
se quedaron en mi boca
como el buceo de un sueño libre
en el Cantábrico de la eternidad.
Hoy, concentrada e inmóvil
permanece tu cara en mi memoria,
más allá del calendario que sacude
la vejez de su papel.
Incluso ahora que no estás
sigues dentro de mí,
y al caer la tarde
me dejas abrazarte
mientras escuchamos
aquella música, ¿recuerdas?
"Richard Clayrdeman".
Aún intento que sus notas
me expliquen el porqué.
No hay comentarios:
Publicar un comentario